Entre un mar de lágrimas sin saber el porqué, su corazón se abrió a la confianza y fue liberando sus sentimientos,sus agonias,sus secretos. Y nada hizo cesar su lloro y sus palabras hasta que sus labios fueron callados con un beso. Un beso que giró las cuerdas con las que se sujetaba su mundo para hacerlo girar deprisa,muy deprisa. A la misma velocidad que latía su corazón.
Vivir el momento, sentir ilusión, y también notar como se detiene el tiempo.
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